El Gran Acuerdo Nacional de Lanusse

Nota de opinión de Bruno de Alto colaborador de la Asociación de Empresarios Nacionales al respecto del GAN que propone el Gobierno de Macri.

Comunicación - Notas de opinión 27 de mayo de 2018 ENAC ENAC
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Bruno de Alto

Recuerdos industriales y tecnológicos del Gran Acuerdo Nacional de Lanusse.

Por Bruno Pedro De Alto

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El actual jefe de gabinete, Marcos Peña, dijo días pasados: “Creemos que el marco para un gran acuerdo nacional es el Presupuesto 2019”. Si desconoce que hubo un importante antecedente también llamado Gran Acuerdo (GAN) impulsado por el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse en 1971, es preocupante porque detenta supina ignorancia de la historia política argentina. Si lo sabe, es peor. Aquel GAN fue un fracaso, donde un gobierno dictatorial en fuga quiso negociar con la oposición que creía poco tiempo atrás como derrotada. La oposición de entonces era el peronismo con Juan Domingo Perón vivo.

Aquellos hechos fueron los siguientes. El general Alejandro Agustín Lanusse se constituyó como jefe del ejército al asumir el general Juan Carlos Onganía la presidencia de facto en 1966, y comenzó a constituirse como el verdadero hombre fuerte de ese régimen, y sería quién digitaría el relevo de Onganía por Levingston en 1970 con el mandato de buscar una salida electoral y que volvía encontrar al peronismo como gran árbitro y protagonista. Ello significó una crisis grave para los militares y su gobierno, porque justamente eso era lo que en definitiva quisieron evitar desde el golpe de 1955. En ese terreno de incertidumbres, el general Lanusse, urdió la salida electoral que bien no podría contener una proscripción del peronismo, pero al menos la proscripción o la no participación de Perón. Su idea era que el GAN que iba a lanzarse fuese una inédita alianza electoral cívico – militar y donde él mismo la encabezaría. Esas aspiraciones de poder fueron hábilmente aprovechadas por el empresario nacional José Ber Gelbard, que ciertamente ya representaba en gran medida a Perón en el frente empresario, y en gran medida en lo político. Eran meses de trajín donde Gelbard intermedió entre Perón y Lanusse, en realidad ganó tiempo político para el viejo caudillo, cerró sus negocios con los militares, y frustró la efímera preeminencia política de Lanusse.

Desde el punto de vista industrial y tecnológico, aquellas febriles negociaciones entre Lanusse y Gelbard le permitieron a Gelbard una negociación privada exitosa. El empresario, fundador de la Confederación General Económica (CGE), estaba asociado desde 1968 al grupo Madanes, propietarios de la empresa nacional de neumáticos Fate. En medio de las falsas promesas de una eventual candidatura de Lanusse avalada supuestamente por Perón, Gelbard obtiene del gobierno militar en 1971, el Decreto 206 que contrata a Aluar, y el Decreto Nº 4384 que otorga promociones a la División Electrónica de Fate.

Aluar es la empresa que había constituido Fate para participar de una compulsa de proyectos que habían impulsado las fuerzas armadas desde el gobierno, para construir una empresa monopólica para fabricar aluminio nacional. En una licitación enmarañada, cuando ya se había declarado desierta, gracias a la muñeca de Gelbard, Aluar resultó adjudicataria por decreto.

En el caso de la División Electrónica de Fate, lo logrado en el Decreto fue una generosa eximición de cargas impositivas en la importación de componentes electrónicos a cambio de una creciente sustitución de importaciones y aumento de unidades fabricadas durante cinco años. Este fue el nacimiento de las calculadoras nacionales Cifra.

En el caso de Aluar, la historia devino en tragedia. Vuelta la democracia en 1973, el senador radical por Chubut Hipólito Solari Yrigoyen presentó fuertes cuestionamientos a Aluar y a los militares responsables de aquella adjudicación, en especial: Lanusse.

Las observaciones centradas en la defensa de los intereses del Estado, la transparencia del proyecto, y el medio ambiente se dieron en el parlamento que se restituyó entre 1973 y 1976, pero quedaron socavadas por la voluntad política y el éxito político de la CGE que había encaramado a su líder Gelbard como jefe de la economía nacional, y desde allí se empezaba a desarrollar el plan económico de la burguesía nacional. Manuel Madanes pudo resistir los embates políticos a su empresa, era el empresario estrella de aquella gestión; y Lanusse se había retirado – contra sus aspiraciones políticas – a lo creía que sería una jubilación en paz. Pero nada sería así por mucho tiempo.

Estas observaciones volverán en 1976, consumado el Golpe del Proceso de Reorganización Nacional, pero resignificadas; ya no será tanto la defensa de los intereses del Estado, la transparencia del proyecto, ni el medio ambiente. Volverá como una tragedia: persecución política y económica a Gelbard y Madanes, y la cárcel para el impulsor del GAN. El General Lanusse sufrió en 1977 un corto encierro en Campo de Mayo.

Fuente: visión país 

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