Mes de la industria: "Una enseñanza de vida"

Crónica de una experiencia que dejó una "enseñanza de vida" que viví en Monte Cristo, Provincia de Córdoba, en la jornada industrial que organizó Blangino y ENAC por Xavier de Escalada Pla Secretario General de ENAC

Comunicación - Notas de opinión01 de octubre de 2024ENACENAC
xavier de escalada
xavier de escalada Secretario General de ENAC

La Previa

“Che, ¿escucharon lo que dijo Milei en la UIA por el Día de la Industria? ¡Que somos ladrones que le robamos al campo!”, recordaban con incredulidad en la reunión de industriales. Los comentarios iban en escalada, reflejando una frustración contenida: “¡Esto es una locura! Se nos caen las ventas un 50% y este gobierno aumenta la energía un 300%”, decía uno con el ceño fruncido. Otro, más abatido, murmuraba: “Sin poder adquisitivo para los trabajadores, tanto activos como jubilados, esto no tiene solución”. Era una previa cargada de pesimismo, el reflejo de una realidad que apretaba con fuerza en la Jornada Industrial convocada en la fábrica de mosaicos Blangino junto a ENAC, en Córdoba.

El aire se sentía pesado a pesar del día soleado. Los empresarios y empresarias llegaban lentamente, como si el peso de sus preocupaciones se reflejara en sus pasos. A lo lejos, en la esquina de la fábrica, un mural de colores vibrantes, creado por la comunidad para conmemorar los 50 años del establecimiento, proclamaba: “Con la pasión y la humildad del primer día”. Pero en los rostros de los más de 150 asistentes, esa pasión parecía haberse diluido. Se veían caras preocupadas, algunas casi resignadas. Entre los saludos de mano, las palabras más repetidas eran: “¡Qué bueno verte acá!”, pero el tono era más de consuelo que de celebración.

El Arranque

Blangino rompió el silencio inicial. En el primer panel, habló con la voz quebrada por la emoción: “Aquí no despedimos a nadie, no suspendimos a nadie, aunque las máquinas estén paradas, como hoy, por falta de ventas”. Su mirada recorrió la sala, buscando el entendimiento de sus colegas. “No podemos permitir que este ajuste lo paguen las personas que trabajan, porque si lo hacemos, aún menos ventas tendremos”, dijo con firmeza, mientras asentía el público que, poco a poco, parecía conectar con la gravedad del mensaje.

La frase resonó en la sala como un martillo. Los empresarios comenzaron a intercambiar miradas, comprendiendo que lo que sucedía no solo afectaba a sus empresas, sino a las familias que dependían de ellas. En ese momento, el sentido de comunidad empresarial comenzó a tomar forma.

El Desenlace

El segundo panel inició con una pregunta directa, lanzada como un dardo por un periodista de renombre: “¿Qué motivó la manifestación de ENAC en la Plaza de Mayo el 16 de agosto?”. Leo Bilanski, con rostro serio y voz firme, respondió: “Las empresas nacionales pymes estamos en emergencia. En los primeros seis meses de este gobierno, se destruyeron diez mil empresas. Diez mil. Y si no actuamos, muchas más están en peligro de desaparecer”.

La sala quedó en silencio, procesando la cifra. “Por eso exigimos que el Congreso promulgue la ‘Ley de emergencia pyme con producción y trabajo nacional’, y que el gobierno la respete y no la derogue”, continuó Bilanski, mientras su voz subía en intensidad. Ya no era solo una cuestión económica, era una cuestión de dignidad. Cada empresario en esa sala entendió que la batalla que libraban no era solo por sus empresas, sino por el futuro de sus familias, sus empleados, y el país.

La energía en el ambiente se volvió densa y eléctrica, como si el espíritu de aquellos que, siglos atrás, se reunieron en la Jabonería de Vieytes antes de la Revolución de Mayo hubiera descendido sobre los presentes. Las discusiones se volvieron más intensas, más comprometidas, y se extendieron hasta las primeras horas de la tarde, bajo un sol que ahora parecía testigo de algo más grande que una simple reunión de empresarios.

La Conclusión

Para los empresarios y empresarias nacionales comprometidos con el desarrollo argentino, la libertad es mucho más que una palabra. Es poder vivir de su trabajo, hacer lo que aman, pagar salarios dignos, agregar valor, contribuir con impuestos al país y generar riqueza para el desarrollo de una patria justa.

Más industria nacional significa más soberanía, más independencia económica, y más justicia social. La reunión lo había dejado claro: no había margen para la indiferencia ni para la derrota.

Hoy, en este septiembre de 2024, ya no basta con decirlo, tenemos que hacerlo. ¡Viva la industria nacional! ¡Carajo! Porque sin ella, no hay futuro que defender.

1La Jornada Industrial en Córdoba convocó a más de 100 empresarios pymes

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